domingo, 8 de marzo de 2009

Más serotonina, por favor!


Su vida era perfecta. Bueno, casi. Hacía dos años que se había trasladado a vivir a Berlín, muy cerca del barrio judío. El estudio de diseño gráfico que tanto visitó por internet había aceptado finalmente su currículum. No se lo pensó dos veces. Compró un billete sobre la marcha y estuvo dos días en un hotel. Al tercero encontró un pequeño apartamento, muy bien de precio. Atrás quedaba una etapa en España. Una puerta ya cerrada. Otra por abrir. Su trabajo lo llenaba plenamente. Bueno, casi. Comenzó con pequeños proyectos básicos pero pronto se ocupó de otras iniciativas más ambiciosas, ideas que lo obligaban a mantener su cabeza creando e inventando todo el día. El reconocimiento profesional no le faltó en este tiempo. Lo tenía todo. Incluso aquella chica pelirroja con pecas, de linda cara, a la que vio a diario en el café de la esquina mientras desayunaba acabó por compartir su vida, deseos, aficiones… Los ingredientes estaban todos para ser feliz. Bueno, casi todos. Un día comenzó a sentirse apagado, decaído, deprimido... Se preguntó primero qué había fallado en su vida para estar así. No daba con la clave. Después visitó a un médico, dos, tres y hasta seis especialistas. Cansado, fue una última vez. “Necesitas rayos UVA”, le dijo el galeno. “¿Rayos UVA?”, respondió muy sorprendido. “La falta de sol y de luz provocan tu apatía y como no quieres marcharte a otro lugar, esta es la solución hasta que llegue el verano”. Así fue. Se recuperó.
Estos días grises y fríos me traen al recuerdo esta historia real, aunque con algunos componentes de ficción. No es la crisis lo que nos tiene apagados. Que llegue el calor, ¡más serotonina, por favor!

3 comentarios:

Ce Castro dijo...

Me uno a la reivindicación. sol ya!

Ricardo dijo...

Yo llevo cuatro meses viviendo, literalmente, dentro de una nube. ¡Más serotonina, por favor!

Anónimo dijo...

Lo dicho, menos campos asturianos y más sol isleño. Apoyo incondicionalmente el petitorio:
Más serotonina, ipso facto!