lunes, 22 de septiembre de 2008

Pasividad social

Como la inmensa mayoría de los ciudadanos de este país pago mis impuestos religiosamente sin apenas quejarme porque creo que la contribución de todos permite un reparto más igualitario, aunque muchos me dirán que soy una ilusa. Pero de la misma forma que cumplo, exijo que aquellos que se hacen con mi dinero, es más, aquellos cuyos sueldo contribuyo a pagar, me ofrezcan a cambio lo máximo.

Toda esta diatriba tiene que ver con lo que todos deberíamos exigir en materias tales como la educación y la sanidad. Hoy me ocupo de la primera, como madre que soy de un niño que acude a un colegio público, una decisión que tomamos basándonos en el párrafo anterior. No estoy dispuesta por tanto a recibir a cambio de mis impuestos migajas. No estoy dispuesta a que la consejería de Educación del Gobierno de Canarias recorte, y que ese recorte se traduzca en menos profesorado, más aulas mixtas, menos personal de apoyo a la integración, nula existencia a principio de curso de personal de comedores escolares con las dificultades que ello ha implicado para muchos padres y madres que intentan conciliar su vida laboral con la familiar, etc. Al margen del conflicto existente con el profesorado, en el cual no entro a pesar de tener una idea formada, lo que no es de recibo es que mi hijo, cada año, obtenga menos a cambio de más.

Sé que educación y sanidad son dos materias que no suponen votos directos, pero desde luego me parece inconcebible que los padres y las madres de los niños que acuden a centros públicos no nos levantemos en armas contra quienes tienen la obligación de ofertar la mejor calidad educativa para contar con futuras generaciones de canarios cada vez más preparados. ¿O quizá es eso lo que no les interesa?

1 comentario:

Yo si opino dijo...

Totalmente de acuerdo.
Nuestros impuestos no reflejan la calidad de los servicios que deberían reportarnos.
Mi opinión, sobre todo en lo tocante a la educación, es que el estado despilfarra dinero de los contribuyentes otorgándoselo a las escuelas concertadas y en algunos casos a escuelas privadas.
Muy señores míos, ¿quieren centros públicos y de calidad? Pues bien, la respuesta es sencilla. Rotundamente NO.
La educación pública es un derecho de la ciudaddanía pero los hijitos/as de los que otorgan los recursos no están en la escuela pública.
¿Quieren ustedes escuelas privadas y/o concertadas (en el caso de los más progres) para sus hijos/as? Pues financiénlas ustedes pero como padres, pagando sus cuotas (que sin la ayuda que el gobierno quita del dinero destinado a los centros públicos, serían desorbitantes) pero no lo hagan con el dinero de todos.
Por otro lado, muchos de los problemas con los que cuenta la escuela pública son denunciados reiteradamente por el profesorado y la dirección de los centros, se exigen mejoras y ampliación del personal pero se obtiene la callada por respuesta. El verdadero poder (si es que hay alguno) está en los padres y madres. Sus denuncias en las Delegaciones Territoriales no caen directamente en saco roto como lo hacen las de los trabajadores, a veces, tardan más en caer en el mismo saco roto, pero otras veces hasta son atendidas a fuerza de personarse allí y dar "la murga".

Ah! Eso si, cuando llegan los períodos electorales se les llena la boca con aquello de una Escuela Pública y de Calidad.
Como dijo el celebre ministro: "Manda güebos"