viernes, 19 de septiembre de 2008

El dudoso arte de mirar a otro lado


Hay días en que me levanto de mal humor y atravesada. Entonces me da por pensar que la mayoría del mundo me toma el pelo. Leo los periódicos, oigo la radio, veo la televisión y me siento manipulada, porque yo quiero leer y oír soluciones a los problemas sociales, económicos, políticos, etc. que adornan este maltratado planeta. Pero no, lo que me encuentro son noticias absurdas y sin ningún tipo de importancia.

Me da la sensación de que se está desviando la atención, que miramos a otro lado para no enfrentarnos a los problemas, para no pensar. Por ejemplo, llevamos unos días buenos soportando la polémica de las declaraciones de Javier Bardem en The New York Times, donde al parecer nos llamó a todos los españoles "estúpidos". Según algunos se refería a los críticos, a un grupo pequeño de compañeros de colegio que le tenían manía o a unos cuantos a los que no les gustó nada su última película. Lo mismo da. El caso es que se han dedicado horas y horas a repetir las declaraciones (y bastante menos tiempo a hablar del comunicado que el actor envío a los medios de comunicación justificándose con un error de comprensión lingüística),a juzgar su actitud, a perseguirlo por los aeropuertos... Periodistas indignados han salido en defensa de nuestro país cuando nadie se lo había pedido y se han lanzado sobre la carne del actor que, resulta que es eso, un simple actor. Si querían hacerle un feo, lo que han hecho es, a base de sacar de madre unas declaraciones, regalarle una excelente promoción ahora que se acaba de estrenar Vicky Cristina Barcelona, dirigida por el gran Woody Allen. Bardem se ha presentado en el Festival de Cine de San Sebastián para hablar de la polémica y también de su película. Allí le ha mostrado su apoyo otro actor que siempre ha destacado por su discreción, simpatía y cultura, aunque sus películas en Estados Unidos hayan sido de dispar calidad: Antonio Banderas. El malagueño recibe el Premio Donostia por su trayectoria profesional y es protagonista de la que ha sido la película inaugural del Festival: The other man. Así que al cine lo que es del cine y las polémicas dejémoslas para asuntos más importantes.

1 comentario:

yai dijo...

La gente no quiere saber. Quizá esta frase suene demasiado categórica y, aunque muchos pensarán, que no es bueno generalizar, cada vez estoy, tristemente, más convencida de ello. Los temas mundanos siempre han llamado mucho más la atención y, han tenido mejor acogida, a excepción de grandes tragedias, en las que la gente se encarga de hacer su propia versión y emitir un veredicto, generalmente, poco acorde con la realidad. Claros ejemplos de esto último son, las continuas llegadas de inmigrantes a las costas de nuestras islas. Es cierto que siguen ocupando espacio en el periódico, pero cada vez son menos los que se preguntan por esta situación. Lo mismo ocurre con las más que injustas muertes de mujeres, a manos de sus parejas o ex parejas (para el caso es lo mismo) que, sigue siendo una realidad, pero ¿quién habla de ello? Otra situación igualmente espeluznante es, como sucesos parecidos, toman un cariz diferente. Un claro ejemplo de esto son las guerras. Guerras que, incapaces de entenderse y perdonarse, entran dentro de un ranking de justificación ciudadano. Por ejemplo, la guerra de Irak, frente a la reciente invasión de Georgia. La primera, en la que gran número de personas en todo el mundo, salieron a la calle para gritar ¡No a la guerra!…Hoy, tristemente ha dejado de ser interesante (aunque cientos de personas, sobrevivientes a la tragedia, sigan enfrentándose a la incertidumbre de vivir en un lugar, donde cada día es un regalo). La otra noticia, Georgia. Aquí, las víctimas parecen, sin embargo, menos importantes que en la guerra iraquí y, esto también, se ve en los periódicos, porque ¿quiénes las recuerdan? Siempre habrá temas muchos más “interesantes”, y que son, los que sueles oír comentando en los bares, peluquerías o parques. Por ejemplo, algo “tan trascendental” como, que la princesa Leonor, empieza el colegio acompañada por sus padres, “qué bonito”, aunque más bonito sería, si todos los padres pudiesen acompañar, cada día, a su hijo al colegio. O la famosa crisis económica, una cruda realidad; pero donde, las principales víctimas de ésta, los cientos de familia que deben sobrevivir con 600 euros mensuales, no son la noticia. En este sentido, es triste comprobar, como muchos medios se hacen eco de noticias, menos relevantes y que, pudiendo ser catalogadas de cultura, son convertidas descaradamente, en papel cuché, perdiendo así su sentido. Los estrenos de películas, en grandes festivales (mundialmente conocidos), son un claro ejemplo. Parece que ahora, ya no es tan importante, el contenido de la película en sí. Ahora lo que prima, son los vestidos que llevan las actrices, conocer las últimas acompañantes de los actores más famosos, o dedicarse a airear los trapos sucios (aunque muchas veces sean inventados), de las grandes estrellas. Ya no es interesante ser partícipe de ese mágico mundo que es el cine, sino que ahora se trata de contemplar la realidad desde fuera, como si de un escaparate se tratase, viendo un absurdo desfile sobre una impoluta alfombra roja.