sábado, 13 de septiembre de 2008

El desconocimiento sobre África


Los cayucos llegados a las costas canarias han supuesto que la prensa local se abarrote de artículos de opinión que versan sobre la realidad africana. Evidentemente de todo hay, pero me parecen especialmente peligrosos los que proceden de personas que, teóricamente, desarrollan una labor directamente relacionada con África y que, también teóricamente son conocedoras de este continente, como es el caso del firmado por el director general de relaciones con África del Gobierno de Canarias, Pablo Martín Carbajal.
Entiendo que Martín Carbajal pretende tomar a Zimbabue como excusa en este artículo de opinión para describir una realidad africana más amplia, pero cae en el error de tomar la parte por el todo y hacer afirmaciones que a cualquier zimbabuense le parecerían realmente demenciales, cuando no insultantes.

Frases como "la democracia no funciona en África de la manera a la que los occidentales estamos acostumbrados" denotan que el señor Martín Carbajal no se ha enterado de que en Zimbabue, simplemente, no hay democracia. Existe un déspota llamado Robert Mugabe que ha sumido a un país en la miseria más absoluta a costa de enriquecerse él y a los suyos, una historia por otra parte bastante conocida en África, desgraciadamente. Cuando alguien falsea los resultados electorales una vez tras otra, por muchos votos que se depositen en las urnas no puede afirmarse que el país que dirige Mugabe con mano férrea sea una democracia.

Al margen de que no discuto la riqueza informativa de muchas partes del artículo, básicamente porque no suelo valorar lo que desconozco, también sigue considerando el autor del artículo que por el pueblo de Zimbabue no han pasado los años cuando habla de la avanzada edad de Mugabe y del respeto que se les tiene a las personas mayores en África. Hay que recordarle una vez más que las urnas, a pesar de la manipulación, dejaron claro que el pueblo de Zimbabue a su opresor no le tiene precisamente respeto, por muy mayor que sea.

Zimbabue atraviesa desde hace años por momentos durísimos. No hablo ya de los datos económicos, de todos conocidos, sino del pueblo de Zimbabue, al que me unen estrechos lazos y del que conozco su día a día, sus penurias, la hambruna y el estado crítico en el que lo ha dejado Mugabe, para quien no debería haber ninguna excusa, ni de edad, ni de practicar una democracia 'diferente'. Afortunadamente los zimbabuenses han crecido y tienen esperanzas e ilusión, de ahí que respeten a quien se lo merece, que no es precisamente Robert Mugabe.

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