domingo, 14 de septiembre de 2008

El marroquí que sí es español

En este mundo cada vez más mestizo, sigue siendo muy difícil conseguir que los medios de comunicación y el ciudadano de a pie utilicen un lenguaje equilibrado sobre el fenómeno de los movimientos migratorios. Y me explico. La mayoría de las noticias de sucesos cuentan en sus titulares con extrañas referencia a los orígenes de los delincuentes, que poco contribuyen al interés informativo de las mismas. Cuando se trata de un marroquí, de un senegalés, de un cubano, de un venezolano, de un rumano siempre se hace hincapié en su nacionalidad, cuando el asesino, ladrón, secuestrador o estafador es español, tenemos que leer bastante más que el titular para saber en qué comunidad autónoma nació. Así que, prensa, radio y televisión están contribuyendo, en muchos casos, a desarrollar esa relación directa entre extranjero y delincuente, que tantas tragedias ha traído en diferentes periodos de la historia conocida del ser humano. 
Y es aquí cuando entra el carácter del español, que si Fulanito tiene éxito en la vida es un excelente vecino, mientras que si no ha sido bendecido por la Diosa Fortuna ni se acuerda de su nombre. Así, en las Paralimpiadas de Pekín, los titulares nos sorprendieron con un "El joven atleta español Ait Khamouch gana la medalla de plata en 1.500". Vaya. En algunas informaciones se decía que sí, que era de origen marroquí. Hace seis años, este atleta, cuya fuerza de voluntad es envidiable y que ha padecido las consecuencias de la falta de sanidad y la pobreza en su corta vida, llegó en patera a España. Ahora, una medalla olímpica le ha dado el reconocimiento que se merece y ha reafirmado su condición de español. Lo que entristece es comprobar, en mi caso de cerca en estas Islas Canarias, que hay muchos hombres y mujeres que llevan cierto años trabajando con nosotros, contribuyendo a la seguridad social y buscando un lugar en esta sociedad a los que, todavía, la mayoría ve como extranjeros y que, mucho me temo, puede que nunca consigan la definición de Ait Khamouch: un español de origen marroquí. 

2 comentarios:

yai dijo...

Cuando no te llamas Ait Khamouch…nadie te saludará por la calle, nadie se molestará en dirigirte una sonrisa amable y sentirse orgulloso de haberte conocido…Si no te llamas Ait Khamouch, no verán más allá de tu color de piel o tu país de origen. No verán al hombre o la mujer, con su historia, sus errores, sus miedos y sus triunfos. En una sociedad como la nuestra, a la que tenemos la suerte de pertenecer, donde cuando tenemos hambre abrimos la nevera, cuando tenemos frío sacamos una manta del armario, cuando nos sentimos mal vamos al médico…No podemos entender lo que realmente significa que vivir, en sí, sea un reto. No podemos entender, qué es el no saber cuando comeremos (si habrá suerte de encontrar algo) o poder conseguir agua fresca. No podemos entender ese terror a caer enfermo, que supone, entonces, tu familia no podrá comer. Pero resulta irónico, a la par que esperpéntico, que en una época donde el hombre ha logrado proezas tan significativas como viajar a la luna, encontrar cura o retrasar el desarrollo de horrendas enfermedades como el sida o determinados cánceres. En una época donde el hombre convive con máquinas indispensables que, le facilitan la vida (ordenadores, móviles, ipod, navegadores como gps…). Sigamos siendo incapaces de conseguir una sociedad más justa e igualitaria, apoyando y ayudando a aquellos que lo necesitan. El efecto de la migración en Europa es algo real y, por tanto, no podemos darles la espalda, pero basta ya de buscar culpables y busquemos soluciones. El otro día, hablando con un joven marroquí, me comentaba que estaba preocupado porque su hermano intentaría venir a las islas, su preocupación radicaba, principalmente, en el medio que usaría, si venía en patera (más rápida pero más peligrosa) o en cayuco. Resultaba triste e irónico que, minutos antes de la conversación, mi preocupación estribara en aspectos muchos más mundanos como, hacer la compra, ir al dentista o, pasar la ITV al coche. Detrás de cada persona, siempre hay una historia, un porqué y eso lo olvidamos en el momento que tachamos a alguien, juzgándolo por su país de procedencia, especialmente si no ha conseguido triunfar o hacerse un hueco en esa sociedad que, supuestamente lo ha acogido con los brazos abiertos, brindándole la oportunidad de su vida, el sueño americano. La solución ideal no la tengo, no creo si quiera que se trate de una sola, pero si creo en la capacidad de actuación y, en la posibilidad de mejorar las cosas. Lo ideal sería que ell@s no se vieran obligados, por las condiciones en que viven, de coger más la maleta (aunque la mayoría no pueden permitirse traer ni eso), como decía el poema de Pedro Lezcano. Empecemos por mirar a la gente a los ojos, conocerles y después juzgarles. Que todos tengamos la posibilidad de lograr lo que consiguió Ait Khamouch, alguien al que ya no preguntan de dónde viene.

A.Quintana dijo...

Varias cosas:
Primero, gracias por visitar mi blog bajomilenguaje.blogspot.com , tiene consonancias con este y voy a poner un enlace al mismo

Segundo, en el 2002 se firmó por medios de comunicacion, gobierno canario y entidades sociales un DECALOGO PARA UNA COMUNICACION INTEGRADORA Y NO XENOFOBA en Canarias, donde se alude a hechos y situaciones como los que aqui se dicen y se deben evitar. Intento buscarlo para colgarlo para conocimiento de más gente, pues sigue teniendo toda su rabiosa actualidad aunque despues empresarios y políticos, mas que periodistas, no le hayan hecho mucho caso. Saludos