sábado, 9 de mayo de 2009

El final del periodismo


Pudiera parecer que del título de esta pequeña reflexión se filtrara o destilara pesimismo respecto al futuro de esta profesión, para otros un oficio y para algunos simple beneficio que ha sido hasta ahora el ejercicio del periodismo. Nada más lejos de mi interés. Lo que ya no se puede ocultar es que el momento actual, la coyuntura económica, laboral y profesional está siendo el doloroso parto hacia un nuevo periodismo, y no necesariamente mejor. Habrá que verlo para juzgar hacia donde nos llevan las circunstancias.
Sea positivo o negativo el futuro que nos acecha, estas traumáticas contracciones se están llevando por delante a muy buenos profesionales.
Además, les propongo que reflexionen sobre la siguiente idea: los medios de comunicación, los periodistas nos hemos alejado tanto del público, de los destinatarios para los que trabajamos, que en el actual derrumbamiento del sector estamos sólos. Los ciudadanos, los consumidores de información ya no consideran ni valoran el fundamental papel que esta profesión debería tener en cualquier sociedad moderna como elemento crítico y fiscalizador. Ya me dirán que les parece.
Y termino añadiendo que la culpa de ese decrédito es nuestra, es nuestra desde el momento en que dejamos de apasionarnos por lo que escribíamos, contábamos; desde el momento en que nos acomodamos (trabajo lo justo; me limito a repetir como un loro lo que dicen otros; no analizo, no me mojo; no me implico; no investigo; o me alejo de la sociedad como si perteneciera a alguna casta especial...)
Por todo ello, y por algunas cosas más que no caben en este texto, insisto en que estamos ante un nuevo, duro, complicado y casi aterrador momento. También tengo claro que únicamente volviendo a poner toda la carne en el asador, a tener hambre de contar historias que interesen a la gente, que molesten a los que mandan y manejando nuevos formatos laborales, tecnológicos y profesionales saldremos de ésta. Suerte y ánimo para todos.

3 comentarios:

Iara dijo...

más hambre y honestidad; menos conformismo y mediocridad; más ilusión y valor; menos automatismo y cobardía; más garra y ganas de aprender; menos pasividad y pusilanimidad.... más autenticidad!!

Eva y punto dijo...

Todavía hay esperanzas, lo que tenemos que hacer es insistir, hasta que se nos rompa la garganta, en que es necesaria una profesión que analice y denuncie, que piense y cuente, que informe y critique lo injusto. Volver, en cierta medida, al romanticismo que siempre impregnó esta profesión.
Sobre el alejamiento de la sociedad, aún hay quien piensa que podemos hacer algo, me ha pasado no hace mucho en un centro deportivo. Buena parte de compañeros de gimnasio vinieron a pedirme que escribiera en calidad de periodista un texto y hablara con la dirección para solucionar una situación injusta. Lo hice y el centro, después de meses de ignorancia, por primera vez les hizo caso. Así que todavía hay quien cree en el mal llamado cuarto poder, aunque esto que cuento sea una anécdota tonta, sin importancia ninguna.

Anónimo dijo...

El romanticismo era trabajar con la barriga vacía, los zapatos agujereados y sin bañarse en un mes. Y encima la amada pasaba de uno y se iba siempre con uno rico