martes, 4 de noviembre de 2008

Ricos y Libres


Si un trabajador comente un fallo garrafal lo suele pagar. Con su sueldo y puede que incluso con su trabajo. Resulta que la crisis ha descubierto que no siempre es así. Los directivos y consejeros de las grandes corporaciones si se equivocan son indemnizados. Sí, parece una locura, pero estos señores y señoras, además de tener sueldos millonarios, planes de incentivos, vacaciones en islas desiertas, jet privados y clubes de lujo, cuentan en sus contratos con unas cláusulas que les aseguran indemnizaciones si las compañías quiebran. Los trabajadores rasos, en cambio, lo único que obtienen es suspensión de pagos y un boleto gratis para la cola del paro. En resumen, que si un directivo o un consejero delegado de una entidad financiera de gran postín se equivoca no tiene que rendir demasiadas cuentas a nadie, salvo a unos accionistas que se ven arruinados y que, para echar al irresponsable que se jugó sus cuartos de forma errónea, tienen que pagarle al susodicho o susodicha una serie de millones.
Para el resto de trabajadores quedan sólo los recortes salariales y las continuas amenazas con la crisis para que no se quejen si se sienten explotados o maltratados en sus derechos básicos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si por lo menos les dieran boleto para el paro... cuando se produce concurso de acreedores ni eso, tienes que ir a trabajar sin cobrar, a la espera de la caída de la hoja, porque en ese caso los trabajadores son proovedores. Eso se llama justicia capitalista.